martes, 23 de diciembre de 2008

Scott Derrickson, director de cine

"Me gustaría expresar mi fe a través del cine, sin necesidad de soltar sermones"

[Tomado de La Gaceta]
Scott Derrickson, director de cine, responde a LA GACETA.


Jerónimo José Martín

La trayectoria de Scott Derrickson es singular dentro de Hollywood. Tras graduarse en Humanidades, Comunicación y Teología por la Universidad de Biola, realizó un máster de Producción de Cine en Southern California. Su corto Love in the Ruins (1995) le abrió las puertas de Hollywood, donde escribió Leyenda urbana 2. The Final Cut (1998). También redactó el guión y dirigió Hellraiser 5: Inferno (2000), coescribió el argumento de Tierra de abundancia (2004), de Win Wenders, y finalmente triunfó al escribir y dirigir El exorcismo de Emily Rose (2005), en la que mostró sus fuertes convicciones cristianas.


Hablamos con él durante su reciente estancia en Madrid, junto al actor Keanu Reeves, para promocionar Ultimátum a la Tierra, su nuevo filme. Se trata de un remake de la mítica película que Robert Wise dirigió en 1951 e imagina una invasión extraterrestre con el fin de salvar la Tierra, aunque sea aniquilando a la especie humana.

En su artículo ‘A Filmmaker Progress’, usted se refiere al ‘Club de la calidad’, compuesto por unos pocos cristianos activos de Hollywood que cuidan especialmente el acabado de sus películas. ¿Ha aumentado ese club en los últimos años?
No mucho. Es verdad que en Hollywood trabajan unas cuantas personas como yo, que tienen unas creencias cristianas fuertes y profundas y que están aprendiendo a vivir su fe en serio. Como a ellos, me gustaría expresar mi fe a través del cine sin necesidad de soltar sermones. Nadie quiere lanzar ni escuchar sermones en una película. Como cristiano que hace cine, pienso que el secreto de mi eficacia está, sobre todo, en hacer bien mi trabajo, en hacer películas buenas, que conmuevan al público, que es quien paga por verlas.

Por cierto, tras leer su artículo, no me quedó claro si usted es católico o protestante.
Soy protestante, pero llevo un tiempo pensando seriamente en convertirme al catolicismo, pues me he dado cuenta de que me gustan bastante más los teólogos católicos que los protestantes, sobre todo cuando hablan de Jesucristo como Hijo de Dios.

¿Se detecta su inquietud en ‘Ultimátum a la tierra’?
Supongo que debería detectarse, como en todas las cosas que hago. Pero lo que se aprecie en la película no ha sido consciente por mi parte, pues he pretendido hacer un buen producto de entretenimiento. Bueno, quizá sí he mantenido conscientemente el cierto paralelismo entre el extraterrestre Klaatu y Jesucristo…

¿Cómo es eso?
De la espléndida película de Robert Wise siempre me ha atraído su cierta alegoría de Jesucristo. Yo la he suavizado mucho en mi versión del argumento; pero, al fin y al cabo, también en mi película Klaatu es una especie de mesías que baja del cielo para salvar a los hombres, predica el amor, muere, resucita y sube de nuevo al cielo. Espero no haber sido demasiado explícito al desarrollar esta idea, pues me encanta esa sutileza de la película original.

¿En qué otros puntos ha sido fiel a la película original?
Bueno, de la película de Robert Wise he mantenido la historia básica con el extraterrestre Klaatu, su robot Gort, la nave espacial… Y también el conflicto central de ese alienígena, que va examinando la naturaleza humana para determinar nuestra capacidad de rectificación y mejora. Klaatu empieza fijándose en todo lo malo de los seres humanos, pero poco a poco comprueba también su impresionante capacidad moral, que le lleva a mejorar y a cambiar las cosas, aunque a menudo sea a través del crisol del sufrimiento.

¿Y en qué puntos se ha alejado del filme de Wise?
Me he alejado en todo lo que afecta a la ambientación actual. En mi película ya no afrontamos la amenaza de guerra fría y el holocausto nuclear, sino la crisis del medioambiente y la guerra convencional. También es diferente del original la manera en que se critica la presencia militar estadounidense en el mundo actual. En concreto, en mi película se admiten expresamente los errores que hemos cometido con la guerra en Irak.

¿Puede contarnos algo de la adaptación que está preparando de la alegoría poética ‘El paraíso perdido’, de John Milton?

Quiero que sea una producción de alto presupuesto para poder recrear como se merece la guerra entre Lucifer y el Arcángel Miguel en el Paraíso. Nadie lo ha hecho hasta ahora y las nuevas tecnologías digitales ya lo permiten. Me encanta indagar en la caída de Lucifer, un personaje que está muy presente en todos mis guiones y escritos, pues representa la eterna lucha de todo el mundo entre la autoafirmación y la obediencia a Dios, entre el mal que nos atrae y el bien que nos resulta costoso.

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